Tenía casi tres años sin subirme a la bici. Entre trabajo, proyectos, carreras y mil cosas más, simplemente la había dejado a un lado. Hace dos semanas decidí retomarlo, emocionado por volver a pedalear… y terminé con un dolor de rodilla tremendo.
Nada épico, nada heroico: el dolor vino simplemente de un mal ajuste. Tres años fuera y la bici ya no estaba hecha para mi cuerpo actual.
Ahí fue cuando decidí buscar a mi amigo Memo de Bike Fit MX Cycle Lab (https://bikefit.mx/). Además de ser un crack en biomecánica, tiene un ojo clínico para identificar detalles que a simple vista uno jamás detectaría. En la sesión me ayudó a encontrar mis puntos de mejora, mis asimetrías y la forma en la que mis rangos de movimiento habían cambiado con el tiempo. Y, por supuesto, ajustó mi bici para que trabajara conmigo, no contra mí.
Esa experiencia me recordó algo fundamental: la importancia del bikefit va mucho más allá de la comodidad; es salud, rendimiento y prevención.
¿Qué es un bikefit y por qué es clave?
Un bikefit es un proceso donde se analiza cómo se mueve tu cuerpo sobre la bici, cómo aplicas fuerza, tu flexibilidad, tu movilidad y tu postura natural. Con eso, se ajusta todo: altura del sillín, retroceso, distancia al manillar, ángulos, cleats, etc.
Pero más importante aún, la bici se adapta a ti, no al revés.
Lo que aprendí (y lo que todos deberíamos saber)...
Un mal ajuste causa dolor… muy rápido
Yo solo rodé un rato y mi rodilla quedó resentida. El ciclismo es repetición pura: miles de pedaladas por hora. Si estás ligeramente desalineado, ese “poquito” se multiplica hasta convertirse en lesión.
Un buen bikefit te hace más eficiente
Una vez que Memo ajustó todo, la sensación cambió por completo. De inmediato sentí mayor fluidez, mejor rango y cero molestias. Es impresionante cómo pequeños milímetros afectan la potencia, la estabilidad y el control.
No importa si eres novato, intermedio o avanzado: todos lo necesitan
Pasar años fuera de la bici cambió mi postura natural, mis rangos de movimiento y mi estilo de pedaleo. Si llevas tiempo sin rodar o si cambiaste de bici, es casi obligatorio hacer un ajuste profesional.
Un bikefit es prevención
Te evita lesiones, te da más comodidad en rutas largas y maximiza tu técnica. Es la diferencia entre disfrutar cada kilómetro o sufrirlo.
Señales de que necesitas un bikefit (como yo):
Dolor de rodilla, espalda, cuello o muñecas.
Manos o pies dormidos.
Sentir que “no encuentras tu postura” sobre el sillín.
Fatiga prematura o rodadas que se sienten más pesadas de lo normal.
Cambio reciente de bici, sillín, zapatillas o calas.
Retomar el ciclismo después de meses o años.
Mi conclusión después de volver a rodar
Regresar a la bici me recordó lo increíble que es este deporte, pero también lo delicado que puede ser si lo haces sin la preparación adecuada.
Un bikefit como el que me hizo Memo no solo te evita lesiones, te regresa la confianza, mejora tu rendimiento y te permite disfrutar de verdad cada salida.
Si estás empezando, volviendo o quieres llevar tu ciclismo al siguiente nivel, hazte un bikefit.
Es una inversión mínima para todo lo que te puede ahorrar… y para todo lo que te puede dar.