Hace exactamente una década, participé en mi primer maratón, una experiencia indescriptible. Desde entonces, cada año me inscribia en el maratón de la Ciudad de México. Sin embargo, esta vez decidí, junto a mi entrenador, no hacer el maratón de la CDMX para "conservar energías" de cara al Maratón de Chicago en octubre.
A pesar de eso decidí asistir a la fiesta del maratón, estuve en gran parte de la ruta y fue muy triste ver el fraude en todo su esplendor. Desde que salí de casa y me subí al metro muvha gente ya iba lista para correr, presumiendo el número del maratón. Bajaron en la misma estación que yo, solo que yo iba a apoyar a mis amigos y corredores, mientras que ellos se adentraban en la ruta.
En el 2014 cuando dieron la medalla de la "E" escribí en mi blog un artículo al respecto, lo llamé La medalla "E" del engaño. Y nueve años después las cosas siguen igual o peor, es muy triste ver cómo, a pesar de los años que han pasado desde que escribí aquel artículo, la trampa se hace presente en el maratón de la Ciudad de México.
Me queda claro que muchos hacen trampa por subiruna foto y decir corrí un maratón, por aprobación, por unos cuantos "me gusta", y muchos lo hacen por la medalla.
Si tú corres por la medalla, déjame decirte algo: el valor no reside en su material, ni en su brillo, sino en el esfuerzo de horas, horas de entrenamiento y sacrificios. Todo que aquel que ha entrenado en forma para un maratón sabe lo que implica. El valor que pueda tener esa medalla tú se lo das.
Quienes optaron por subirse al metro, o por tomar atajos, no están robando a otros corredores (bueno si un poco por que estorban), se están robando a sí mismos, se roban la oportunidad de conocer su verdadera fortaleza.
Hay que hacer una distinción y hacer notar que estos "maratonistas" no definen el verdadero espíritu de los maratones ni la grandeza de la comunidad de corredores. Dejemos a un lado a los tramposos y sigamos animando a quienes eligen el camino correcto, celebrando su perseverancia y recordándoles a todos que una medalla ganada con integridad vale más que cualquiera obtenida a base de trampas.
Algo importante que resaltar es la falta de respeto a la distancia del maratón, el hacer trampa en el maratón no solo afecta al corredor que engaña, sino que también debilita la esencia misma de la distancia y lo que representa.
No podemos controlar las acciones de otros, pero podemos decidir ser ejemplos de integridad y hacer las cosas bien.
Por último, es claro que a los organizadores del maratón de la ciudad de México no les importa el engaño. Es evidente que, para ellos, esto es un negocio y mientras sigan obteniendo ganancias, el espíritu deportivo queda en segundo plano.
A los corredores tramposos, cada vez que vean esa medalla, recuerden que la obtuvieron a base de trampas y engaños.
Sergio Olvera G. / Agosto 2023